EL Ángel se le aparece de nuevo al Atlético de Madrid.
EL Ángel se le aparece de nuevo al Atlético de Madrid.
El Atlético de Madrid se reencontró con el Wanda Metropolitano, con su afición tras año y medio. Y lo hizo en un partido que se llevó con más aprietos de lo que ‘a priori’ se esperaba. Con buenos detalles, con un De Paul espectacular que dejó dos pases en profundidad, de los que uno acabó en gol y el otro casi. Con un Correa que es sencillamente ese ‘9’ que el Atlético anda buscando, tres goles en dos partidos y diez en los últimos 11 choques. Un triunfo, el segundo del curso, que ejemplifica aquello que hace unos días explicó el propio Simeone. Cuando el plan A no sale como se espera, los jugadores deben sacar el plan B y ganar como sea. Porque al final lo que importa es ganar. En definitiva, los títulos se cimientan también con partidos como éste, que hay que sacar adelante como sea.
Sin tantas ocasiones ofensivas, sin apabullar a su rival como otras veces, pero con las suficientes oportunidades como para que mereciese el triunfo que se acabó por llevar. En realidad, la sensación de apuro que pudiese dejar el partido fue más por lo estrecho del tanteo que por las ocasiones que el equipo de Escribá tuviese.
La primera novedad vino de la propia alineación del Atlético, con Kondogbia de tercer central ante la sanción de Hermoso; y con Llorente y Saúl en los laterales. Con Luis Suárez en el banquillo.
En el choque del Martínez Valero de la recta final de la temporada pasada ya le costó muchísimo al equipo de Simeone llevarse el partido, a pesar de que hizo una primera mitad primorosa. Aquel penalti de Fidel en el tiempo añadido que se fue al poste, tuvo un peso vital en el título de Liga logrado por los rojiblancos. Aquel equipo ilicitano ya dio muestras de estar más trabajado de lo que su clasificación decía. Y el choque de este domingo en el Metropolitano lo constató.
El equipo de Fran Escribá tenía la lección aprendida de los últimos años e intentó igualar en intensidad y esfuerzo a su contrincante. Un sistema de 5-3-2 que siempre le cuesta al equipo del Cholo. A partir de ahí, lo que la calidad y los detalles determinasen. El Atlético salió con brío pero rápidamente se encontró con un rival que leía bien las vías para hacer daño y las tapaba. El Elche imponía la velocidad del juego tal y como Escribá les explicaba a los suyos en la primera pausa de hidratación. “No les dejemos cambiar la velocidad del partido, que lo van a intentar”, se le escuchaba decir en la retransmisión televisiva. Unas palabras premonitorias.
La primera media hora apenas dejó un disparo lejano de Saúl, una medio ocasión de Lemar y un cabezazo alto en el segundo palo del propio Saúl. Del Elche, nada de nada en lo ofensivo. El Atlético pasaba dificultades para ser profundo por las dos primeras líneas ilicitanas tan juntas y Simeone arengaba a los aficionados desde el banquillo.
Se puede intentar maniatar al cuadro colchonero, pero siempre hay un cierto margen que te puede condenar. Con tanta calidad, cualquier error, por inofensivo que parezca, se paga. Y es lo que sucedió para cambiar el ritmo de partido. Pere Milla fallaba un control, Kondogbia la recuperaba, se la dejaba a un De Paul que levantaba la cabeza en la medular para meter un pase a la espalda de la defensa, medido, a la carrera de Correa. El exjugador de Udinese demostró por qué Simeone se empeñó tanto en él.
En la carrera, Kiko Casilla salió, falló al intentar despejar el balón divido con el rojiblanco, dejando solo a un Correa que se la colocó de espuela tranquilamente para perfilarse y disparar a portería evitando el defensa que quería sacarla.
Manteniendo el ritmo
La segunda mitad comenzó con una gran ocasión colchonera, un saque de esquina que cabeceó Giménez y en el que Casilla tuvo que volar para evitar el 2-0. Como minutos después pudo hacerlo Carrasco tras otro pase en profundidad de locura de De Paul, que dejó al belga casi solo en el área. Yannick se tuvo que girar para intentar disparar y ahí la pegó lo suficientemente blanda para que Casilla detuviese.
El Elche probaba por fin a Oblak, un disparo desde fuera del área de Pere Milla. Era el minuto 56 y el esloveno detenía sin problemas. Un punto de inflexión en el que el Elche, especialmente por la zona de Fidel, que se aprovechaba de las subidas de su lateral para encontrar la espalda con peligro. Simeone lo vio y metió a Trippier y a Llorente. En el caso del inglés, un cambio clave para que Llorente adelantase su posición. Cumple como lateral pero es evidente que el Atlético sacrifica mucha profundidad y disparo con el madrileño tan lejos de la portería rival.
Escriba también movía fichas. Entraba Benedetto, el fichaje estrella del cuadro levantino, en este curso. El argentino, al filo del 70’, lo intentaba desde lejos. Detenía abajo Oblak. El partido se encontraba en el alambre en esos momentos. El Atlético no lo cerraba y el Elche se veía con opciones.
Pero fue el Atlético el que tuvo la última, con un disparo alto de Suárez. Con todo, hasta el final del partido, entre cambios y el ‘cancheo’ rojiblanco, los de Simeone supieron guardar el premio que se habían merecido.
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