Sergio pierde el tiempo: El entrenador del Real Valladolid es cuestionado en la ciudad castellana y únicamente recibe el amparo de algunos periodistas afines (que ninguno reside en Pucela ni se dedican al seguimiento habitual del equipo blanquivioleta) y de un presidente reconocidamente cobarde a la hora de tomar la decisión de destituir al entrenador hospitalense. Hoy, en Ipurúa, Sergio pierde el tiempo y no solo con los cambios.
Corría el minuto 89 del encuentro que enfrentaba al Eibar frente al Real Valladolid, y el entrenador del equipo blanquivioleta decide hacer el cambio de Michel por Roque Mesa. Es un cambio que aparentemente no significa nada. Pero con el resultado de empate a 1, con las urgencias del Pucela y con la situación actual del equipo, este cambio define muchas cosas.
Lo primero que define esta pérdida de tiempo es la forma de jugar del equipo. Sergio pierde el tiempo en grandes partes del partido en los que pretende que no suceda absolutamente nada. Puedes intentar practicar este método (de dudosos resultados históricamente) en momentos concretos de la liga o frente a rivales puntuales, pero no hacerlo de forma permanente e innegociable.
Sergio pierde el tiempo en los entrenamientos. Y es cierto que no los podemos ver. Pero las lesiones están lastrando al equipo. La preparación física no está siendo la adecuada. Y además al Real Valladolid se le deduce un escaso trabajo táctico, ya que esta temporada todos los equipos saben como hacer daño al Pucela, pero él nunca llega con los deberes hechos y con una apariencia de equipo trabajado.
Sergio además pierde el tiempo manteniendo la fe en ciertos jugadores en los que desde hace tiempo en Valladolid no se espera absolutamente nada. Ver a Sergi Guardiola completar los 90 minutos, y el incansable Shon Weissman ser el cambio en el 68, se comienza a interpretar más como una provocación que como una decisión guiada por la coherencia.
Y el momento definitivo en el que se demuestra que Sergio González Soriano pierde el tiempo es ese minuto 89 del partido ante el Eibar, en el que te estás jugando gran parte de la permanencia esta temporada, frente a un rival que ha sacado 1 punto en los últimos 5 partidos de liga, y decides hacer el cambio de Roque Mesa, faro del equipo, por Michel, que apenas pasa de desastre como valoración futbolística desde hace más de 500 días.
Sergio pierde el tiempo. Y el tiempo es oro. También para el presidente del club, Ronaldo, que no se ha comprado un juguete. Se ha comprado un club de fútbol. Y esto obliga a tomar algunas decisiones que aunque no te gusten, pueden beneficiar al grupo, a los jugadores, al ambiente y al propio banquillo.
Sergio pierde el tiempo. Y Ronaldo también.
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