Recién acabado el empate a 0 entre el Celta y el Eibar, me dispongo a contarte algunas de las carencias que se han notado en el equipo celeste. Y quiero estar al margen de las incorporaciones. El mercado hará justicia, y supongo que a Óscar, en los días cercanos a Octubre, le traerán un delantero centro (Carlos Fernández sigue revoloteando la ciudad viguesa), gente en la defensa, o revulsivos.
Pero hay un detalle, algo que muchas veces pasa desapercibido, y que en el fútbol actual es absolutamente fundamental: la intensidad.
El Real Club Celta de Vigo es un equipo atractivo por sus nombres y que promete hacer un buen fútbol. Pero para esto hace falta querer el balón cuando lo tienes, y querer robarlo cuando lo tiene el rival.
La intensidad te garantizaría robar el balón más rápidamente, y más veces. Parecía que jugadores como Santi Mina o Nolito, llegados en diferentes momentos de la temporada pasada, podían acelerar el ritmo de robo. Parece que la llegada de Tapia dará criterio táctico para tener al equipo mejor situado y que el balón aparezca en tu poder, a veces simplemente por que estás ahí.
Pero vista la primera jornada, el Celta aún no tiene esto. Todos se dejan la piel, y no parece que el equipo esté dormido en los laureles. Ahora bien, le falta criterio y convencimiento. Y esas son cualidades que también están en el mercado y que habrá que atender.
Por otra parte, y como decíamos anteriormente, también hace falta querer el balón cuando lo tienes. Desde atrás, el juego de pies de Villar, Aidoo o Néstor Araujo deja mucho que desear. En centro del campo se pone voluntado por Okay Yokuslu y Tapia, pero falta calidad. Y lo peor de todo aparece de medio campo hacia adelante, donde hay jugadores que se ven obligados a disputar balones aéreos, divididos por malas entregas o controles defectuosos, y llenar de barro una camiseta celeste que necesita valentía.
Tal vez el mensaje no debe ser: “Pongamos intensidad en todo momento”. Si no el mensaje puede ser: “El balón es nuestro. que corran ellos”. Ese valor que hay que insuflar a Brais Méndez, Emre Mor, Nolito o Denis Suárez. Haber quedado dos temporadas seguidas en el puesto 17º da presión. Ahí tendrán que aparecer los valientes y desaparecer los “pechofrío”.